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El siervo prudente se enseñoreará sobre el hijo que avergüenza,
y junto con los hermanos compartirá la herencia.
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro;
pero el que prueba los corazones
es el SEÑOR.
El malhechor está atento al labio inicuo, y el mentiroso escucha a la lengua destructora.

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